Este
concepto viene siendo utilizado por el PNUD desde hace dos décadas. Los
informes anuales de dicha entidad, en la cual se establece el Índice de
Desarrollo Humano en escala global, influyen en el hecho de que la mayor parte
de las personas asocien esta noción con el PNUD. En lo esencial el concepto de
desarrollo humano se refiere al proceso de ampliación de las capacidades de las
personas. Este proceso implica asumir que el centro de todos los esfuerzos del
desarrollo deben ser siempre las personas, consideradas no sólo como
beneficiarias o depositarias de las acciones, sino sobretodo como sujetos
sociales activos. Por ello, el concepto de desarrollo se asocia a la noción de
autonomía, que se sustenta precisamente en la idea de que la fuente de progreso
de las personas y comunidades radica en el despliegue de sus propias
capacidades y en la creatividad con que ponen en común sus escasos recursos en
torno a un objetivo común. Al contrario de la dependencia donde el progreso
proviene de un agente externo, en el desarrollo humano autónomo o endógeno la
solución de problemas y necesidades insatisfechas es producto del esfuerzo
realizado por los mismos sujetos, grupos de personas y/o familias que deciden
compartir solidariamente algunos pocos bienes materiales y monetarios, pero
sobretodo su voluntad para salir adelante por medio del apoyo mutuo y el
trabajo mancomunado.[1]
El Desarrollo Humano considera seis
factores principales, a saber:
1.
Equidad. Se
refiere a la igualdad de oportunidades que deben tener todas las personas. En
el último período, se le ha dado un especial énfasis a la equidad de genero y a
mejorar las oportunidades de los jóvenes.
2.
Participación. Se refiere a libertad que poseen las personas para incidir, en su
calidad de sujetos del desarrollo, en las decisiones que afectan sus vidas.
3.
Integración. Significa la pertenencia a comunidades y grupos como una forma de
enriquecimiento recíproco y fuente de sentido social.
4.
Sustentabilidad. Es la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer las
posibilidades de satisfacción de las mismas por parte de las generaciones
futuras.
5.
Seguridad. Es
el ejercicio de las oportunidades del desarrollo en forma libre y segura con la
relativa confianza de que éstas no desaparecerán súbitamente en el futuro.
6.
Productividad. Se refiere a la participación plena de las personas en el proceso de
generación de ingresos y en el empleo remunerado.
[1]
A partir de estos supuestos, durante la década de los ochenta diversos
profesionales pertenecientes a instituciones de iglesia y organizaciones de la
sociedad civil (ONG´s) apoyaron un conjunto iniciativas sociales y actividades
económicas orientadas a mejorar los problemas de producción y consumo en
comunidades pobres. Para una exposición más detallada en torno a dichas
experiencias, se puede consultar a: Razeto, 1982; Hardy, 1986; Raczynski y
Serrano, 1986, Campero, 1987 y Rivera y otros, 1991.